Pese a todas sus derrotas políticas y la bajísima aprobación ciudadana, el Gobierno sigue tomando decisiones y haciendo declaraciones que agreden a diario, material y simbólicamente, a las personas.
Mala gestión de la pandemia; apoyos absolutamente insuficientes para quienes se han visto económicamente afectados; barreras para el segundo retiro del 10%; represión permanente y sistemática a quienes se manifiestan; impunidad de las violaciones a los derechos humanas perpetradas desde el 18 de octubre del año pasado; mantención de la prisión política como forma de castigo permanente a cientos de detenidos desde el comienzo del levantamiento social; denegación y desprecio público hacia las necesidades y requerimientos de la ciudadanía, son algunas de las situaciones que estamos viviendo en un contexto en que, después del plebiscito, resulta evidente que la gran mayoría de nuestro país exige un cambio radical que el Gobierno solamente dificulta y entorpece.
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