Transcripción del conversatorio “Género y conflicto armado: El caso Peruano” dictado por la profesora Anouk Guiné en su visita al programa de psicología social de la memoria de la Universidad de Chile el 25 de julio de 2024.
Anouk es profesora titular en la facultad de relaciones internacionales de la Universidad Le Havre Normandie (Francia). Es miembro del grupo de investigación Identidades y Culturas (GRIC) de la misma Universidad; de la red Iberoamericana Resistencia y Memoria (RIARM) y del GT CLACSO «Memorias Colectivas y Prácticas de Resistencia». ha sido investigadora asociada del Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA) en Lima, profesora invitada del departamento de Historia de la Universidad Nacional de San Marcos, en Ciencias Políticas de la New School (USA) y en Estudios de Género en la Universidad para La Paz, Costa Rica. Ha sido también consultora para agencias de Naciones Unidas en Costa de Marfil y Costa Rica. Finalmente, es especialista en Estudios de género, multiculturalismo, ciudadanía, movimientos sociales y conflictos armados.
Compartimos la exposición:
Isabel Piper: Estamos retomando las actividades del Programa de Psicología Social de la Memoria en conjunto con el Grupo de Trabajo Memorias Colectivas y Prácticas de Resistencia. Le agradecemos a Anouk Guiné, profesora de la Universidad de Le Havre, en Normandía, que tuvo la amabilidad de visitarnos, interrumpiendo un estancia que está haciendo en Perú. Anouk trabaja sobre temas de Perú, sobre lucha armada en Perú, conflictos políticos, desde una perspectiva de género y feminista, desde hace muchos años. Es muy reconocida en el ámbito peruano, de hecho es conocida como peruana, no como peruanista. Y bueno, sacó hace un tiempo un libro que muchas de nosotras hemos leído, que se llama Género y Conflicto Armado en el Perú. Y ahora vamos a tener este conversatorio con ella, la idea es que ella nos hable un rato, nos haga una breve presentación de una media hora, y que esto sea una conversación.
Anouk Guiné: Yo agradezco mucho a Isabel Piper por la invitación. Isabel me invitó en 2020, pero por la pandemia pues no se pudo, y recién ahora encontramos tiempo para venir aquí y les agradezco a todas por la acogida. Bueno, siendo que llegué por primera vez en Perú en 1991, voy trabajando desde 2011 el tema del conflicto armado peruano y en particular de las mujeres subversivas en ese conflicto, desde la teoría desarrollada por Will Kymlicka sobre la ciudadanía multicultural, pero no solo. Si bien antes trabajaba género en grupos étnicos, pasé a trabajar en género en grupos armados, queriendo inicialmente trabajar sobre la opresión de género dentro de esas organizaciones.
En 2011, quise conocer a mujeres que habían participado en los grupos armados, sin tener ningún contacto previo en las cárceles o dentro de los partidos militarizados que son el PCP-SL y el MRTA. Después de haber leído varios testimonios en el centro de documentación de la Comisión de la Verdad en Lima, encontré la manera, con motivo de una visita mixta (hombres y mujeres), de ir a la cárcel de máxima seguridad de mujeres de Chorrillos en Lima, donde algunas mujeres tienen cadena perpetua, habiendo sido encarceladas desde 1992, año en que se detiene a la dirección del PCP-SL. Me intereso mucho en los años 60, 70, es decir, de preparación a la lucha armada que iniciaron en 1980. Esa guerra dura, para el PCP-SL, del 80 al 92, y para la CVR, hasta el 2000, cuando se dan las primicias de lo que es después la Comisión de la Verdad desde el gobierno de transición. Esta comisión trabaja sin tomar en cuenta las partes insurgentes, estamos hablando del PCPSL y el MRTA, el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru. Fujimori ejerció un régimen dictatorial de 1992 al 2000, que son los años más difíciles para los prisioneros y las prisioneras políticas de ambos grupos.
En abril 1992, se da el Golpe de Fujimori llegado al poder en 1990, y en mayo 1992, ocurre la matanza de prisioneros/as en el penal Castro Castro o Canto Grande, que es una referencia central en los relatos que estudio aquí. En esta masacre, resultaron muertos por asesinato al menos 42 internos e internas, y 175 heridos. El “Operativo Mudanza 1” fue ejecutado por orden de Fujimori, su objetivo era el traslado a otras cárceles de casi 90 internas, estando varias de ellas embarazadas. El traslado fue caracterizado por la intención de atacar y matar con armas de guerra.
En 1993, hay conversaciones entre el PCP-SL y el Estado para una propuesta de “Acuerdo de Paz” que nunca fue firmado, siendo que en la carcel de mujeres de Chorrillos es donde hubo más resistencia a esta propuesta. El año 1994 es importante para el PCP-SL porque ahí se define lo que llaman, aunque ya se planteaba este tema desde los 80, la “lucha contra el plan de aislamiento, reducción, aniquilamiento sistemático y sofisticado de la dictadura de Fujimori”, lema a lo largo de los relatos y dibujos aquí objeto de estudio. El mismo año, el PCP-SL define los lineamientos del “frente de arte y cultura”, frente que no había sido oficialmente atendido durante la guerra, llamando a desarrollar la “lucha de clases” en este frente, a “forjar propagandistas y agitadores”, y a crear “escritos, hablados y dibujados”. Y si bien tenemos una Comisión de la Verdad que se formó oficialmente en 2001, con un informe final entregado en 2003, no por eso las condiciones carcelarias van a ser más fáciles para los prisioneros políticos.
En marzo del 2000, en el documento “Denuncia de los presos políticos de Yanamayo (carcel a 3800 m de altura en Puno) a la CIDH de la OEA”, el PCP-SL plantea la “lucha para llegar a un Acuerdo de Paz” y denuncia “la política genocida del Estado Peruano desde 1983 a la fecha”. Se denuncia ante todo el “delito por omisión” y “delitos contra la vida, el cuerpo y la salud”, es decir la “sentencia a muerte a internos”. Noviembre 2000 marca el fin de la presidencia de Fujimori y el inicio del gobierno de transición de Valentín Paniagua. En diciembre 2000, se crea un Grupo de trabajo interministerial en vista de una Comisión de la Verdad. En febrero 2001, una carta de los prisioneros de Yanamayo es enviada al Pdte. Paniagua, argumentando que la CVR “no puede concebirse en forma unilateral solo con la opinión de organismos gubernamentales y fuerzas armadas, sino también debe tomarse en cuenta la posición del Partido Comunista del Perú”.
En marzo 2001, los dirigentes del PCP-SL mandan una carta a Paniagua a favor de una “Auténtica Comisión de la Verdad” integrada por representantes de las dos partes en conflicto y familiares. Al mes siguiente, dirigentes del PCP-SL y otros prisioneros empiezan una huelga de hambre. En junio 2001, se crea desde el Estado, la Comisión de la Verdad (CV), sin incluir a miembros de los grupos insurgentes. En junio-julio 2001, en el documento “Algunos puntos de vista de los CC Gonzalo y Miriam sobre el trabajo dentro de la Comisión de la Verdad”, se orienta estratégicamente el contenido de las cartas de presos dirigidas a la CV. En julio 2001, el Comité de Prisioneros Políticos y Prisioneros de Guerra de la Luminosa Trinchera de Combate de Yanamayo envía una carta a la “Asociación de Familiares de Desaparecidos y Víctimas del Genocidio” (AFADEVIG), saludando la convocatoria a la I Convención de Organizaciones y masas por una “Auténtica Comisión de la Verdad” programada para el mes siguiente. En fin, lo que quiero decir es que paralelamente al trabajo oficial, gubernamental, de la Comisión de la Verdad, el PSP-SL va a trabajar por una supuesta “auténtica Comisión de la Verdad”, con el fin de incidir en la CVR del Estado.
En agosto 2001, como decía, se da la “Ira Convención de Organizaciones y Masas por una Auténtica Comisión de la Verdad” con el fin de recopilar información sobre “desapariciones, genocidios, asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, torturas, desplazados, requisitoriados, etc.” ocurridos de 1980 a 2000. Deciden “presentar testimonios ante la Comisión de la Verdad”, “pedir al gobierno que promulgue una Amnistía general”. Plantean que de acuerdo al primer objetivo de la CVR sobre las «condiciones políticas, sociales y culturales» de la guerra, se tiene que «escuchar las razones y fundamentos de las organizaciones levantadas en armas».
De esta manera, durante dos días, en un local de la municipalidad del distrito de Comas en Lima que los familiares de prisioneros políticos habían reservado, se recoge y filma, de 3pm a 8pm, testimonios de unos 40 familiares, culminando con una obra de teatro para el público de unas 200 personas. Es decir, al mismo tiempo que la CVR oficial está trabajando recogiendo principalmente testimonios de “víctimas ideales”, el PCP-SL va a organizar lo que llama “expresión de agravios” de familiares. Pude entrevistar a una persona que asistió a esas dos jornadas de recolección de testimonios. Hoy día, no hay huella de esa filmación. El único rastro escrito es el monólogo teatral Nuestra Madre, en base a un testimonio real recogido en Comas, del dramaturgo y director de teatro peruano Alberto Mego, por el grupo de teatro “Encuentros”, obra estrenada en el centro Cultural Palais Concert (centro de Lima) el 9 de mayo 2003. Aquí el enlace a la obra: http://obrasdealbertomego.blogspot.com/search/label/NUESTRA%20MADRE
Por su lado, la CVR del gobierno va a recoger testimonios de internos e internas en las cárceles, pero no fueron tomados en cuenta en el informe final. Y es en julio de 2001 que las prisioneras políticas de Chorrillos y de Yanamayo van a elaborar relatos y dibujos, llamados “tarjetas” por el PCP-SL, sobre las condiciones de cárcel que vivieron en los años noventas. Principalmente desde la matanza de Canto Grande en 1992. Varias entre ella fueron detenidas en estado de embarazo, enviadas a la dirección contra el terrorismo (DIRCOTE), de ahí a la cárcel de Canto Grande, y cuentan desde ese punto de partida lo que vivieron en los años noventas bajo el régimen de Fujimori, y su traslado a la cárcel de Chorrillos en la mayoría de los casos. Esos testimonios no son conocidos del público, y por ende son poco estudiados. Yo fui a hacer entrevistas a la cárcel de Chorrillos de 2011 a 2013. Pues ellas nunca me mencionaron esos relatos. Fue un directivo del Colegio de Periodistas del Perú quien me los entregó en 2011. Otros dibujos realizados por varones presos sí son difundidos por internet, por ejemplo después de la masacre genocidiaria del 86 en la isla del Frontón, de unos 300 prisioneros, más de 250 fueron asesinados por las Fuerzas Armadas del gobierno de Alán García. Los sobrevivientes enviados también a Canto Grande hicieron, a partir de una carta de Guzmán que se les envía en 1987, una serie de dibujos, la conocida “RH”, “Resistencia Heroica”, donde ahí tenemos 40 dibujos, todos en rojo; esos dibujos sí están en internet, ustedes sí los pueden encontrar.
Mientras que la serie de 6 relatos y dibujos de prisioneras políticas no están en la red. Solo dos de ellos fueron publicados virtualmente, hasta con el nombre de la autora-prisionera, pero la misma organización no los ha visibilizado como han visibilizado otros dibujos. Ese trabajo (el conjunto de 6 dibujos) de las internas es producto del Taller de Artesanía y Arte Nueva Semilla (TAANS) de la cárcel de mujeres de Chorrillos iniciado después de 1992. Con un frente de cultura y arte que empieza desde la cárcel en 1994 a partir de un documento de Guzmán, ya que el arte no fue atendido oficialmente por el PCP-SL durante la lucha armada, salvo excepciones de militantes artistas que actuaban fuera de las cárceles de manera individual, y que no fueron visibilizados ni apoyados por su organización durante la guerra.
Bueno, el primer relato es el único que tiene su carátula con un dibujo y un título grande. Se trata de “El pañuelo rojo”, que corresponde a lo que llamo la memoria preguerra o la memoria ante bellum. He identificado, para el conjunto, cuatro grandes temáticas: la memoria ante bellum con pañuelo rojo, de ahí el tema de la escritura carcelaria como acto de resistencia También tenemos un eje de politización del cuerpo y enfermedad con un relato sobre internas enfermas y la manera en que, como método de guerra, se hace todo lo posible para que no se recuperen a nivel de salud y hasta mueran, y finalmente el eje de politización del cuerpo y maternidad, con tres relatos: dos relatos sobre la maternidad de internas y el último sobre la madre de una prisionera. Bueno, les hablé de los dibujos del fontón que eran totalmente rojos. Aquí tenemos el azul que prevalece. Sabemos que el azul es el color de la paz, la neutralidad, el poder también. Entonces es un cambio, es un cambio en los códigos de color que maneja normalmente el PCP-CL.
Estamos, recuerden, en el contexto de la Comisión de la Verdad. Bueno, el relato “Pañuelo rojo” contextualiza el proceso revolucionario nacional e internacional de los años 60. Como ven aquí, la imagen es la reproducción parcial del cuadro Camino a Yunnan, que simboliza la revolución cultural china. El texto que corresponde a Pañuelo Rojo, fue escrito en la cárcel de Yanamayo en 2001 y narra un hecho de 1968. Es decir que trata del trabajo revolucionario en el campo de Ayacucho, donde empezó la guerra, homenajeando a Abimel Guzmán y Augusta de la Torre que fueron los primeros dos dirigentes a partir de 1964. La organización gozaba entonces de simpatía de parte de muchas comunidades ayacuchanas. El dibujo ilustra aquí el regalo de Guzmán y la Torre desvelado debajo de una tela donde se vislumbra el folleto, texto de Mao, sobre el movimiento campesino de Yunnan. Vemos un fondo drapeado que, bueno, que he comparado a una autoridad apostólica entregando las escrituras sagradas, es mi interpretación.
La directiva aquí era no hacer ninguna referencia a la guerra, a los actos terroristas cometidos por la misma organización durante la guerra, sino transportarnos a esa época de oro que fueron los años 60, de preparación de la lucha armada. Eso antes de pasar a los cinco testimonios de internas, o sea, pasamos del 1968 a los 90, a la carcelería de los noventas bajo Fujimori.
Bien, el primer relato escrito por las internas se llama El hombre es un ser eminentemente social. Narra las condiciones de acceso a la escritura en la cárcel de Chorrillos, representa a tres prisioneras detrás de barrotes sentadas en una cama de cemento, tienen que compartir una sola hoja de papel y un lápiz para una carta cada una, expresando sus rostros, frustración, seriedad, tristeza. La autora dice que después de la masacre del 92, la masacre de la cual les hablé en Canto Grande 92, que para ellos es “genocidio”: “el aislamiento al que se nos sometió fue total y entre todo lo que se nos negó estuvo la correspondencia. Eso fue motivo de constantes denuncias por parte nuestra y de organismos internacionales”. Cuentan su resistencia, a lo largo de los testimonios hablan del optimismo, de la resistencia, de la solidaridad, muy importante entre ellas para ir adelante. Y cuentan cómo en 1996 se logra romper ese aislamiento a nivel de correspondencia y aparece aquí la consigna y es como un lema a lo largo de todos los relato, cito, “lo que nos impusieron es parte de su política de reducción, aislamiento y aniquilamiento sistemático y sofisticado”. Ese es el lema que regresa en cada relato, y a veces, varias veces en cada relato.
El siguiente texto trata de lo que llamo la politización del cuerpo y enfermedad. Tienes pulmones pa regalar, que trata de las condiciones de salud de las internas, del deterioro de la misma, como método antisubversivo aplicado por las autoridades. Además, claro está, de las torturas que vivieron en las instalaciones de la dirección contra el terrorismo, aquí con la autora que fue detenida en 1993. Habla ella del “régimen infrahumano” impuesto a las cárceles comparándolo a la santa inquisición, habla del clima húmedo del pacífico, de sólo media hora de patio, y 23 horas y media encerradas hasta 1998, en una celda de 2 por 2.5; resalta los problemas bronquiales, principalmente de tuberculosis, alérgicos o de huesos que afectan prácticamente todas las internas, de cómo el personal médico contribuye a agravar la enfermedad a través, entre otras cosas, de la mala alimentación, la dificultad de poder hacer pasar alimentos desde afuera con los familiares hacia adentro y siempre vuelve la referencia a la acción colectiva de resistencia entre ellas y el hecho de agitar y exigir a las autoridades penitenciarias.
Entonces, aquí yo interpreto, digo que la autora muestra desde la victimidad estratégica, es decir, desde la construcción social de una identidad victimal, que el cuerpo, tanto físico en su dimensión privada e individual, como político en su dimensión pública y colectiva, fue portador de lucha, de poder, de superación de memoria colectiva ante el régimen de represión más duro que se haya conocido en el Perú Republicano. El término fue acuñado en 1956 por Benjamin Mendelsohn para designar el “conjunto de características bio-psico-sociales comunes a todas las víctimas en general, con independencia de la causa de su situación”. Y utilizo los trabajos de Tamarit Sumalla (2013) y Gracia Ibañez (2014; 2018) para definir aquí el concepto de victimidad y aplicarlo a las estrategias políticas del PCP-SL con la creación de estas 6 obras. El testimonio tiene una dimensión no solo autobiográfica, sino también colectiva y no siempre anónima, al describir los problemas de salud que afectaban al conjunto de internas del PCP. Esta doble dimensión es la que guía el esquema narrativo del texto, al alternarse la voz individual y la voz grupal, un Yo que abre y un Nosotras que cierra el relato.
El dibujo que ilustra el texto representa, en primer plano, a dos prisioneras en una celda con candado y en cuyo fondo aparece sobre ellas el espectro de la muerte y del enemigo vestido con capa negra, encapuchado y armado de una gran hoz. Si bien las dos mujeres están colocadas debajo de la muerte que parece dominarlas y amenazarlas, sus rostros y miradas, aunque atenazadas por la enfermedad y/o el encierro, muestran determinación y resistencia a través de un puño cerrado, enfrentando a la muerte con una mirada directa a ella, y solidaridad gracias a la mano de una interna sobre el hombro de su “compañera”, la que parece más afectada por el dolor y se tapa la boca con un pañuelo, pero mira con fuerza al ojo exterior, al lector, como aferrándose a la vida. La autora precisa primero que viene de un “hogar muy pobre”, pero que nunca le faltó “lo necesario para subsistir” y que era “una chica muy sana”. El relato sigue con la descripción cruda de las torturas que vivió al ser detenida a manos de la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (DINCOTE), en cuyas instalaciones había que quedarse 15 días antes del eventual traslado a un penal.
Pasa a recordar su faringitis aparecida después de un corto tiempo de prisióny la manera en que el médico contribuye perniciosamente en agravar la situación de cinco formas principales: tratamiento incompleto, empeoramiento calculado de la enfermedad, restar importancia a su nivel de gravedad, violencia económica (medicinas caras) y omisión de análisis para diagnóstico y seguimiento, a lo cual ella y sus “compañeras” responden exigiendo y denunciando a las autoridades y al médico, cuyo nombre no olvidaron. En medio del relato y hablando de “los casos de tuberculosis” (TBC) que empezaron a verse, la narradora escribe por segunda vez la consigna, subrayando el “optimismo” que caracteriza el PCP-SL ante la adversidad: “Más de cinco años en esta misma condición era demasiado para un cuerpo que por muy bien alimentado que haya estado no podía soportar este plan de aniquilamiento sistemático que aparentemente no se ve pero golpea y va mellando la salud, aunque no nuestro optimismo…Los casos de TBC se presentaron uno tras otro y en plazos cada vez más cortos, hasta hoy llegan a 20”.
Y pasamos a los textos que se refieren a la maternidad, el tema principal de los tres relatos finales; aquí maternidad como instrumento político dentro y fuera de la cárcel movilizando el rol de género que la sociedad atribuye a las mujeres y que el PCP-SL valora altamente desde un criterio de clase, como prisionera madre en los primeros dos textos, y prisionera hija o madre-hija de interna en el último. Ahora, el tema de la maternidad es politizado, tanto por el PCP-SL como por el Estado siendo que éste, el Estado, utiliza la violencia sexual, político-sexual y psicológica como método de guerra, incluyendo malos tratos al recién nacido en la cárcel. Para el PCP-SL la maternidad era valorizada dentro del contexto de lo que se conoce como “mujer madre del pueblo” que era llamada a “unirse”, cito, “a la guerra popular”, y a luchar por su emancipación rechazando la concepción burguesa de la maternidad. La idea era que la guerra popular iba forjando a lo que llaman “la madre de nuevo tipo” para quien sus hijos “son todos los hijos del pueblo”. Entonces, conociendo este valor político del día de la madre para el PCP-SL, el régimen de Fujimori designa a las mujeres, estamos hablando de 92 en la masacre de Canto Grande que es eje de esos relatos. El régimen de Fujimori designa a las mujeres prisioneras, incluyendo las que están embarazadas. El pabellón de las mujeres era el más débil, y las designa como primer blanco de ataque en ese penal Castro-Castro. Pero las Fuerzas Policiales no sabían la respuesta que se preparaba de parte del contingente de 90 hombres que vivían en el primer piso.
Y cuando sale la sentencia de ese caso de la masacre de Canto Grande en 2006 en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la CIDH al respecto declara que “el hecho de haber empezado el ataque en el pabellón donde se alojaban las mujeres presas políticas y en donde varias de ellas estaban gestando” (por lo menos 3, según recuerda una ex prisionera que entrevisté en 2024), “indicaría una selección intencional contra las mujeres. Además, el hecho de que este ataque se haya planeado para que culminara el Día de la Madre, fue interpretado y sentido como una provocación más, como un ensaneamiento contra los familiares, especialmente sus madres y también contra las víctimas quienes sufrían de pensar en el sufrimiento de sus madres y otros familiares”. Fin de cita.
Bueno, tenemos a continuación los 3 textos Nacido en la adversidad, No me reconocía como su madre, y ¡Madre coraje de la verdad! (éste último sobre el deterioro de salud de una madre de una interna. Y humillaciones, vejaciones aquí hacia las familiares, las madres, especialmente de las internas, por las autoridades penitenciarias). En mi artículo he planteado el hecho de que esos relatos, desde la memoria de las luchas sociales, podrían considerarse como espacio y puente de la memoria colectiva de la guerra en clave femenina, en una suerte, por qué no, de identificación con estas mujeres, desde la doble opresión (patriarcal y capitalista) de las mujeres en general, que se cristaliza y se sintetiza en el sistema carcelario.
Nacido en la adversidad es el testimonio de una mujer que se presenta como “prisionera de guerra” y que cuenta haber sido detenida a sus 24 años de edad, con cuatro meses de embarazo, llevada a la DINCOTE (Dirección contra el terrorismo), a la Fiscalía, al Poder Judicial y seguidamente al penal de Chorrillos en junio de 1992. Cuenta que en mayo, su esposo y un estudiante de San Marcos “fueron detenidos y asesinados con disparos a quemarropa y en la cabeza, en un pueblo joven de Chorrillos a manos de la policía, delante de los pobladores”. Si bien este testimonio es aquí anónimo, la autoría de María Elena Pacheco García se reveló en agosto 2005 cuando se publicó una versión abreviada del mismo, primero en el n°3 de la revista “La Voz de Afadevig” (Asociación de Familiares de Presos Políticos, Desaparecidos y Víctimas de Genocidio), y virtualmente en la página de la Asociación Perú (Organización internacional por la defensa de los derechos fundamentales del pueblo en el Perú y del mundo). No mencionaría la identidad de la autora si no fuera porque fue detenida el 2 de diciembre 2020 durante el Operativo Olimpo, con más de dos meses en la cárcel de la DIRCOTE en Lima, para finalmente ser acusada del “delito de terrorismo” con 18 meses de prisión preventiva desde febrero 2021.
La narradora, que sufre de epilepsia, aborda el tema de las torturas que vivió en cuanto mujer embarazada, torturas aplicadas generalmente a toda detenida, pero con trato diferencial para las detenidas en estado de gestación: vejámenes, maltratos físicos, golpes patadas en lacabeza, cara, piernas y espalda, obligación de estar de pie con ojos vendados por más de tresdías, privación de alimentación y agua; injuria sexualizante (“prostitutas”) y amenaza de violación sexual por los agentes del Estado: “no habría ningún problema, pues ya estás embarazada”.
El dibujo que acompaña este relato muestra la prisionera agredida desde tres flancos: 1) amenazada por un arma colocada encima de ella, en forma de bastón al cual está anillada una correa y que está sostenido por una mano gruesa y envuelta en una tela de malla negra que recuerda un tejido de red de metal. Ella mira aterrada en esa dirección; 2) atacada físicamente desde el lado izquierdo por otra mano, con las mismas características que la anterior, que parece haberle arrancado la ropa y la melena de su trenza, dejando ver una parte de su torso desnudado a la fuerza; 3) amenazada desde el lado derecho por una bota militar que podría vulnerar su integridad física. Ella trata de protegerse la barriga con las dos manos y un ropaje de vestido largo que parece infinito, dando al personaje una amplitud y una plasticidad donde el cuerpo, inclinado hacia atrás y como colgado en el aire, revela fuerza a través de un pecho desplegado y estirado que podría echar a volar. Si bien está sometida e impotente ante el ataque, su mirada intensa y la convexidad de su cuerpo muestran también fortaleza y resistencia, ilustrando las palabras finales del relato: “Manteniéndonos consecuentes con nuestra forma de pensar, con la mente clara y la moral en alto, esto fue el precio que tuvimos que pagar; pero no permitimos que nos quiebren”.
Al momento del nacimiento, siguieron maltratos, humillaciones, indolencia y cinismo de parte de la policía penitenciaria, lo que tuvo consecuencias negativas sobre la salud del bebé, víctima al nacer con edema occipital derecho, pero también positivas de parte del personal médico de la maternidad y de las prisioneras, por su solidaridad. El periodo posterior no impidió que siguieran los tratos degradantes y crueles, hacia ella y hacia otras prisioneras embarazadas: “Pasaron 15 días después de mi parto y llegaron Fuerzas Especiales a darnos una golpiza, yo todavía estaba con el proceso del post-parto y no tuvieron ninguna consideración de mi estado, tampoco de otras chicas que se encontraban gestando; incluso a una de ellas, la golpearon tanto que le ocasionaron un parto prematuro, con riesgo de su vida y la de su hijo por lo que pasó 40 días hospitalizada…ese fin de mes nos suspendieron la visita para que nuestros familiares no nos vieran en ese estado”. La relación madre-hijo fue afectada por la violencia de Estado, con una continuación o transmisión del castigo que de individual se vuelve plural, desde el impedimento no solo al derecho de lactancia (una vez por semana) y a alimentar correctamente a la madre lactante, sino también al derecho de visita del recién nacido y familiar acompañante (cada tres meses), con el trauma y humillaciones que eso implicó para el hijo a medida que fue creciendo (por la manera en que revisaban su cuerpo), así como el dolor para la madre de la prisionera, a pesar de una mejora en el régimen penitenciario a partir de 1996 (visita mensual) y 1999 (visita semanal). Lo que es transmisión del castigo por parte del Estado se transforma en transmisión del amor de la madre al hijo a través de los padres de la prisionera, dando así lugar a la transmisión de memoria familiar desde la solidaridad y el cuidado al otro.
No me reconocía como su madre narra la vivencia de una mujer detenida por la policía con un mes de embarazo, poco después de la detención de Guzmán y la dirección del PCP-SL en septiembre de 1992. El testimonio fue publicado en forma abreviada en agosto 2005 en el n°3 de La voz de Afadevig, firmado por Lucinda G. Recordando primero su infancia y adolescencia, empieza condenando no solo la visión biologizante que justifica la construcción social de los pobres y de las luchas por sus derechos, su criminalización y estigmatización desde 1982, sino también el “sistema” y el “fujischock” que frustraron sus proyectos de vida (la carrera de educación). Relata su detención y las torturas, incluyendo la violación sexual en la DINCOTE, atribuyendo su supervivencia a la atención mediática que resultó de la detención de la dirección del PCP-SL:
“Me detuvieron embarazada de un mes, claro yo sólo lo sospechaba pero como no era ajena a lo que pasaba en el país, no dije nada, pues podían hacerme abortar. Realmente no sé cómo ha sobrevivido mi hijo, pues apenas me detuvieron, en una comisaría me empezaron a golpear, enmarrocada y con mi chompa me cubrieron la cabeza, asfixiándome; me golpeaban incesantemente con sus armas, debo haber estado rodeada de decenas de ellos porque los golpes no cesaban; incluso me violaron, casi inconsciente por tantos golpes, me retorcían los dedos de la mano, los pies, parecía que querían descuartizarme o hacerme pedazos. Me dijeron: “recién estamos empezando, todavía no has llegado a DINCOTE”. No sé a dónde me llevaban, luego supe que era la famosa DINCOTE, siempre con mi chompa cubriéndome la cabeza y con las marrocas me maltrataban con empujones, golpizas y al llegar ya a un lugar me dejaron parada; escuché una voz de un señor de quien no me olvido, porque estando yo enmarrocada me empezó a golpear con brutalidad tirándome contra la pared, al suelo, luego me hizo mirarle y me escupió en la cara. Dijo ‘que se preparen cien para que la dejen bien abierta’”.
Sobrevivió también gracias al apoyo de otros prisioneros y su hijo le contó más tarde: “mamá, yo me hice como una piedrita”. Al ser trasladada al penal de Chorrillos después de los quince días protocolares en la DINCOTE, le confirman su embarazo y el buen estado del bebé. Cuenta la “total indiferencia” a su condición de mujer embarazada, “más aún en octubre de 1992”, cuando llegaron las Fuerzas Especiales anunciando “requisa y reubicación”, pero en armas y con gases paralizantes, lo cual significó mera tortura y ensañamiento bajo la forma de golpizas, burlas e insultos, hasta al punto de “sadismo” y “odiosidad”, según la narradora que compara esta violencia a la de los nazis en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Las Fuerzas Especiales creaban lo que es conocido como “callejón oscuro”: “Dos filas de estos hombres que nos iban golpeando por todos lados mientras pasábamos”. Incluía tirar a las mujeres en el piso, caminando y saltando “sobre nuestras espaldas”, con violencia sexual: “A mí, un tipo humillándome como mujer, me puso la vara entre mis piernas”. Siguió la supresión del derecho de visita (para que no se las vea moreteadas por los golpes), la indolencia del cuerpo médico penitenciario y la imposibilidad del derecho a la defensa (por abogados). Llegó el momento del parto, donde el apoyo del hospital y de la familia de la narradora contrasta con la violencia de la ausencia de control prenatal en el penal. Ahí se dieron chantaje y amenazas (llevarse al bebé en un orfanato) por parte del INPE en relación con la guardia del recién nacido (por ley podía quedarse tres meses con la madre a menos que ella se acogiera a la ley de arrepentimiento), habiendo sido negativamente afectada la salud del bebé (por el frío) que fue finalmente llevado a provincia por la familia.
El dibujo muestra el momento de la separación forzada, hasta sugiere que el bebé fue arrancado de su madre durante la lactancia, por la manera en que está representado el enemigo sin rostro y oscuro, de pie, llevándose de una mano gruesa y firme a la criatura en lágrimas envuelta en una tela, mientras la madre tiende su brazo y mano hacia su hijo. La escena puede recordar las representaciones artísticas de la Virgen María después del nacimiento de su hijo, en particular en la variante iconográfica correspondiente a la figura de la llamada “Madonna de la humildad” practicada por los primitivos italianos del Pre-Renacimiento entre los siglos XI y XIV. Las imágenes que creaban debían llenar una doble función: conmover al espectador a través de escenas de dolor de Cristo y el horror de los mártires, y recordar verdades a las masas populares en un afán de pedagogía religiosa. De hecho, el relato termina con las siguientes palabras: “Escribo este testimonio para que se conozca la verdad de los hechos”. En la pintura cristiana primitiva, eso implicó el principio de humanización de los personajes a través de la representación de la vida cotidiana e íntima, del cuerpo femenino con formas, su desnudez, y una virgen “humilde” en el sentido terrenal de la palabra, colocada abajo, sentada en el piso, a menudo con una tela que la acompaña y el bebé que tiende su mano hacia el seno lactante, como podemos observar aquí.
La representación pictórica de esta separación nos habla tanto más de humanización de la madre prisionera cuanto que el relato insiste sobre los objetivos deshumanizantes y las representaciones estigmatizantes del Estado sobre las mujeres-madres del PCP-SL: “El dolor de la madre y de un niño separados a la fuerza, solo puede ser producto de mentes totalmente desalmadas…Hay gente que nos considera “desalmados”, creen que nosotras como madres no sufrimos, o que carecemos de sentimientos, cuando lo que hacemos ante momentos tan duros es amarrarnos el alma, empuñar el corazón y llevar la procesión por dentro…el problema era responsabilidad de todas esas leyes, las más monstruosas y siniestras en toda la historia del Perú”.
Más delante: “Escribo este testimonio para que el mundo juzgue quién aplicó genocidio, desapariciones, torturas y en este caso el más vil y siniestro plan de aislamiento y aniquilamiento sistemático y sofisticado contra nosotras y se conozca la verdad de los hechos”.
En ¡Madre Coraje de a verdad!, la narradora cuenta que sobrevivió a la masacre del penal de Castro Castro en 1992. La síntesis del testimonio, firmado por Marisol M., fue publicada en el n°3 de La voz de Afadevig (agosto 2005). El texto se enfoca en el dolor o tortura psicológica impuesta principalmente a la madre de la autora, lo cual sirve para denunciar la violencia del régimen fujimorista y la falta de garantía de derechos fundamentales para los familiares de subversivos. Al ser detenida y antes de ser enviada a Castro Castro, permaneció quince días en la DIRCOTE. Su madre empezó entonces a ver su salud afectada (hipertensión, hospitalización y coma). Mejoró rápidamente y fue la primera persona en visitarla en Castro Castro, siendo “objeto de revisiones humillantes y vejatorias”, además de “amenazas y persecuciones” como las otras visitas. Pero del 6 al 9 de mayo de 1992, se da el ataque a ese penal por las Fuerzas Armadas. Cuenta la búsqueda personal de su madre por encontrarla en hospitales, en la morgue y finalmente en una cárcel al sur de Lima, manifestando cómo se puede “transformar el dolor en fuerza”, un tema sobre el cual la autora vuelve con frecuencia a lo largo del texto. La primera persona en visitarla en ese penal fue también su madre, quien se vio muy afectada por un episodio violento ocurrido en marzo de 1993, al escuchar tras una pared de la cárcel como golpeaban a su hija y otras internas, mientras la policía le decía: “¿Para qué llora?¿por una hija terruca?”, “Que mejor hubiera sido que yo muriera”.
El dibujo muestra las condiciones en las cuales se producían las visitas al penal de Chorrillos: visitas por locutorio una vez al mes y por media hora, con “dos mallas de trama de alambre grueso y densas…separadas por unos 30 centímetros de cemento llenas de polvo…colocadas desde el techo hasta el mesón de cemento, todo esto en un ambiente cerrado, oscuro, con mucha resonancia”. A fines de 1999, la visita era una vez por semana. La narradora relata entonces la serie de “castigos” contra las prisioneras entre 1992 y 2000: “reducción a la condición de subhumanos”, suspensión de visitas, corte de luz y agua, prohibición de escribir, corte de la media hora de patio por un mes o más. Otro episodio muy doloroso para la madre sucedió cuando quiso interceder para liberar a su hija sin previa consulta, lo cual permite descubrir otra faceta del régimen de turno: “Arrepiéntete, si quieres ver a tu madre, tener visita y salir pronto; di todo lo que sabes, arrepiéntete…Me mostró un papel donde estaba ya mi nombre escrito a máquina. Allí decía que yo iba a “colaborar” en todo y que me acogía a la Ley de arrepentimiento”. El chantaje continuó, por lo cual la autora tuvo que decir a su madre “No me vendo madre, por un plato de lentejas”. En su siguiente visita, la madre llegó con sentimiento de culpa y pidió perdón a su hija. En 1994, sentenciaron a la narradora a doce años de prisión por “criterio de conciencia”. Entonces la salud de su madre empeoró. A pesar de la condena, siguieron las hostilidades contra ella, pidiéndole por ejemplo que “se sacara la trusa” (calzón) en las visitas. La narradora cuenta que a la muerte de su padre, se aplicó a la madre el reglamento de colores prohibidos (negro y rojo) para la visita; no pudo entrar vestida de luto. Su salud se fue degradando con el tiempo: diabetes, pérdidade la visión, herida en el pie por la diabetes y cáncer depáncreas. Cuenta la gran solidaridad desplegada por sus compañeras de cárcel, “como si fuéramos millones de dedos de una misma mano”, al mismo tiempo que recuerda la crueldad de las autoridades estatales al impedir que su madre pueda visitarla antes de morir. Sus compañeras “hicieron una rosita” y lograron que se ponga en la mano de la madre a punto de fallecer, junto con el mensaje: “¡Una madre coraje de a verdad!”, expresión que aparece por primera vez en 1994 desde el PCP-SL. En sus palabras finales, la narradora evoca el dolor, la “indignación por tan terrible crueldad” y el sentido de dignidad y de resistencia: “Quiero que esto sea público y que sepan todos aquellos que entienden del dolor humano que así sufrimos, así vivimos, así transformamos el dolor en fuerza”.
La violencia de Estado descrita en los tres relatos de esta última parte (contra prisioneras-madres y una prisionera-hija) se inscribe en una violencia destinada específicamente a las mujeres parientes de internos/as, como fue el caso durante el ataque al penal Casto Castro, del cual fue víctima la narradora del último testimonio.
Como lo precisa la CIDH en 2006 en su sentencia contra el Estado peruano por la masacre de Canto Grande (1992): “Es significativo que el Estado realizóla operación militar un día de visita femenina a la prisión, más aún, ‘el ataque fue realizado […] la semana del día de la madre’. La violencia del Estado ‘había sido planeada de forma que el castigo ejemplarizante de las prisioneras políticas y el de los prisioneros políticos varones […] fuera presenciado por sus propias madres y hermanas’. El domingo que se celebró el día de la madre, las madres de los prisioneros estarían recogiendo cadáveres de las morgues o visitando hospitales para saber si su ser querido había sobrevivido. De la misma forma ‘varias prisioneras sobrevivientes que eran madres, llevarían atado por siempre […] en la memoria, la conexión entre el día de la madre y su sufrimiento extremo en dicha matanza’. La masacre de Castro Castro se realizó de manera que ‘cada día de la madre todos los años, las mujeres revivieranel sufrimiento infligido’, así como para influir en que ‘las madres o las esposas se negaran a que sus hijos se integraran a las filas senderistas’”.
Asimismo, en el último relato se condensa todo lo que sufrieron las mujeres parientes: sometidas a tortura psicológica y física por el solo hecho de haber presenciado (aunque indirectamente) golpizas, por los chantajes y ataques verbales y de carácter sexual de los que fueron víctimas a manos de la policía penitenciaria, y por ser privadas de la posibilidad de pasar ciertos víveres, del derecho a la visita y del contacto físico con sus hijas encarceladas.
Como les dije, esos relatos y dibujos no fueron visibilizados por el PCP-SL, son muy poco estudiados, poco conocidos, y fueron difundidos en la revista Afadevig, (creada por el PCP-SL) revista de familiares de presos y presas, la cual circulaba “por lo bajo” a inicios de los años 2000. Y como ya dije, tenemos un informe oficial del Estado que no toma en cuenta los relatos de familiares de presos y hasta hoy día, es una guerra que no acaba, es una “lucha política sin armas” tanto desde lo que fue o lo que es el PCP-SL, como el Estado que persiste en enjuiciar hoy día políticamente a muchas y muchos militantes (fuera de la cárcel) desde el “derechos penal del enemigo”, y a prisioneros/as que están en la cárcel, condenados a cadena perpetua, igual se les abre juicios políticos. Entonces esos relatos, obviamente, la voz de los familiares y de los y las prisioneras, siempre quedan relegados a los márgenes y no aparecen, no aparecerán nunca en los relatos oficiales del Estado. Con eso acabo. Gracias. Bueno, muchas gracias a todos.
Isabel Piper: Bueno, muchas gracias Anouk. Abrimos la ronda de conversación.
Público: Nos gustaría preguntarle cuáles fueron los impactos de esta comisión auténtica de la Verdad Oficial, a nivel de Gobierno de Transición del 2000 a 2003.
Anouk Guiné: no tuvieron ningún impacto sobre la redacción del informe final de la verdad. Bueno, la CVR entrevistó como a 118 internas en las cárceles de Chorrillos y Yanamayo y se supo que el 81% de ellas, entrevistadas por la CVR oficial, fueron violadas sexualmente por agentes del Estado. Pero ellas no tienen derecho al estatuto de víctimas dentro de la ley, no tienen derecho a figurar en el registro de víctimas, a ninguna reparación. Contrariamente a las fuerzas armadas que en caso de caer en combate por defensa legítima sí son reconocidas como víctimas. En el caso de las mujeres violadas sexualmente, lo cual ocurría principalmente en los interrogatorios al ser detenidas por dircote y en los traslados de una cárcel a otra, con a veces la muerte, no hay ningún estatuto de víctima reconocido. Entonces ellas, al construir sus relatos desde la voz femenina, desde la maternidad, vemos que quieren encajar en el discurso de la CVR oficial que fue victimo-centrada. Sin embargo, no tuvo impacto. Y hay que precisar que ellas en ningún momento me hablaron de eso cuando estuve en Chorrillos en 2011, salvo una vez, sí, una miembro del comité central me habló de cómo las internas sobrevivientes a la masacre del 92 en Canto Grande fueron controladas sexualmente por médicos, por orden de arriba, eso sí, pero en ningún momento lo plantean como… ni en ningún momento han hecho juicio por eso, en ningún momento se plantean ellas como… se posicionan como víctimas, en ningún momento. Más bien, ese momento de los relatos de 2001 a 2003, porque esos relatos fueron publicados en diciembre de 2003 por el PCP-SL, es un registro nuevo dentro de las obras que se conocen del PCP-SL, es un registro nuevo, eso de incidir sobre relatos de mujeres prisioneras, es algo nuevo dentro del PCP-SL mismo, donde más bien, cuando hay narrativas, relatos, dibujos de prisioneros, es más bien de varones, como para el caso del Frontón en el 86. Más bien sí, es muy conocida la sentencia, he citado aquí una parte de la sentencia de la CIDH de 2006 en relación con el genocidio de Canto Grande, es muy conocida esta sentencia, eso sí. Es como si lo que no hizo la CVR oficial, podemos decir que lo hizo la justicia internacional a través de esa sentencia de la CIDH que es muy importante y muy finamente redactada, adoptando una perspectiva de género desde hace algunos años, y entendieron perfectamente la politización de la maternidad y la estrategia antisubversiva de Fujimori al atacar primero a las mujeres, tenerlas como primer blanco en Canto Grande. Eso sí es conocido. Lo que sí ha tenido impacto es esa sentencia de la CIDH. La CVR oficial (del Estado peruano) solo atendió las violaciones sexuales contra familiares de prisioneros y prisioneras por parte de agentes estatales.
Público: me genera curiosidad el nombre de, o como esta intención de plantearlo como una “auténtica comisión de la verdad”, o sea como de producir testimonios, producir relatos al margen digamos del proceso de la construcción de la comisión de la verdad y que lo planteen de esa manera, o sea que planteen esa iniciativa como la auténtica comisión de la verdad. Entonces, te quería preguntar si es que en estas conversaciones en el trabajo de campo que hiciste, si hablaron a propósito de eso. Primero, ¿por qué una comisión? Y segundo, ¿por qué auténtica? Como que me llamaba la atención.
Anouk Guiné: Sí, eso lo desarrollo en el contexto político de ese artículo sobre esos relatos. Primero en el 93 tenemos un PCP-SL que propone, entrega primero a las cárceles una propuesta de acuerdo de paz con el gobierno, que finalmente nunca fue firmado. Cité además una carta de los presos de Yanamayo. Desde que sabemos que hay una comisión oficial del Estado, en diciembre de 2000 hay una comisión interinstitucional, interministerial, que se forma en vista de una comisión de la verdad, desde ya los presos de Yanamayo están escribiendo a las autoridades para que se tomen en cuenta las partes armadas dentro del trabajo de la CVR. Y la carta plantea lo que para ellos debería ser el rol de la Comisión de la Verdad. Cito, “la conformación del grupo de trabajo por la Comisión de la Verdad bajo su gestión debe servir para hacer una evaluación de todo el proceso de guerra interna vivido en el país y no puede sino concluir proponiendo una solución política a los problemas derivados de la guerra en el Perú. Y obviamente la Comisión de la Verdad no puede concebirse en forma unilateral sólo con la opinión de los organismos gubernamentales y las fuerzas armadas y fuerzas policiales que participaron en las guerras contra la subversiva, sino también debe tomarse en cuenta la posición del Partido Comunista del Perú”. Y así sucesivamente he citado varias cartas no sólo de los presos de Yanamayo sino también de la dirección misma, de la organización, insistiendo sobre el hecho de que estén presentes en los trabajos de la Comisión de la Verdad los dos grupos subversivos, principalmente hablando de su organización, cosa que nunca sucederá como sabemos. Entonces hablar de la auténtica Comisión de la Verdad, bueno, obviamente es considerarse como, eso también es unilateral, porque es la verdad oficial pero del PCP-SL. Ahora, les hablé de dos convenciones, de masas y organizaciones donde se recogieron testimonios de familiares de presos. Con una filmación durante dos días, en el distrito de Comas. Habría que encontrar ese material y transcribirlo. Fue una cosa muy interna, con decenas de ex presos y presas, y familiares de presos que testimoniaron. Sobre todo mujeres. Y claro, la pregunta es hasta qué punto se ha visibilizado hacia afuera, sabiendo que no es cosa fácil tampoco compartir ese material. Lo cierto es que se retomó el nombre de “Comisión de la verdad”, calificándola de “auténtica”, frente al Estado que invisibilizó muchos testimonios. También es parte de la estrategia del PCP-SL de paralelizar creando organizaciones del mismo nombre, como lo estuvieron haciendo desde los años 1970, antes de la lucha armadas, con varias organizaciones del pueblo que no estaban de acuerdo con lo que planteaba el PCP-SL, el cual creaba la misma organización, con el mismo nombre, para confundir. Solo que en este caso, la iniciativa del PCP-SL de crear la “auténtica comisión de la verdad” no ha trascendido, salvo de manera interna.
Público: ¿Puedo opinar? Sí, por supuesto. Soy María Vicente.
Isabel Piper: Hola María, mucho gusto. Sí, sí, te acercas para que te puedan escuchar las compañeras que no están.
María Vicente: Bueno, María Vicente, soy chilena, nacida en Perú, gracias por estar analizando y tener el interés de ver las secuelas y las verdades del conflicto interno en Perú, a eso se deben llegar los estudios y las investigaciones que hagan los académicos y las entidades que estén interesadas en aportar a reparar o cambiar esto. Lo digo con sinceridad, con bastante fuerza quizás, de una persona que vivió toda la violencia de Perú durante 10 años como prisionera política, sin ser participante de este conflicto armado, injustamente detenida, enjuiciada por un tribunal sin rostro, sin defensa, sentenciada a 10 años, no tenían ni qué sentenciarme, supuestamente, me pusieron apología de terrorismo. Y yo soy una científica, ingeniero que trabajaba en investigación de biotecnología ambiental, biogás, muy capacitada aquí en Chile y en Alemania y en Estados Unidos. Entonces estaba haciendo desarrollo en Perú con programas nacionales, con laboratorios biotecnológicos y de repente quisieron cerrar el instituto donde yo trabajaba? Y lo cerraron despidiendo a 600 personas y desapareció todo lo que era el desarrollo tecnológico que buscábamos para reducir la pobreza y la pobreza energética sobre todo de Perú. Bueno, a raíz de eso yo viví justo todos los 90 presa. Y yo digo que falta verdad y justicia. Primera vez que escucho que ha habido una “auténtica Comisión de la Verdad”, no lo sabía. O sea, falta, falta la participación para conocer verdad y para encontrar justicia, la participación del pueblo más que de partidos. Entonces sigue el partido entonces que se enfrentó al Estado, pero el pueblo que fue el que sufrió quedó al margen. Hasta ahora sigue al margen, humillado y controlado con miedo. Da miedo hablar de esto. Quizá yo ahora estoy hablando porque ya he perdido el miedo, porque para mí la libertad de la mujer es principal. Y todo lo que se hizo con la mujer hay que reparar. La mujer es muy valiosa. No hablo de género, sino de mujer. Y se vulneró mucho a la mujer con violencia, con violación, con torturas, con violencia sexual, que hablan ahora, con todo eso. Y en el caso del genocidio de mayo del 92 en Canto Grande, las más afectadas fuimos las mujeres. Había 2 o 3 mujeres embarazadas. Fuimos 12 mujeres que después fuimos acusadas de ser las causantes de este traslado y de este motín de internos para ponerse al traslado. Y nos abrieron un caso por sentenciarnos a la cadena perpetua. De ahí viene la sentencia de la Corte Interamericana. Y desde ahí, desde que yo pude acceder rápidamente, empecé a escribir a la corte interamericana que sí ha estado apoyándonos. Yo fui detenida injustamente, con una sentencia injusta, y maltratada injustamente. Bueno, había que sobrevivir, pero esa sobrevivencia ¿no? Esa sobrevivencia no era, como dice tampoco el Partido Comunista Sendero Luminoso ¿no? de que había que ser heroica, resistencia, y había que salir adelante, ¿no? Si no era la vida que buscábamos, porque teníamos familia, las mujeres, ahí está el valor de las mujeres. Y creo que en toda lucha hay que ver el papel de las mujeres, el rol que cumple la mujer, y por qué se afecta más a las mujeres, y por qué se las trata de dominar más a las mujeres, por qué las violencias acuden más a las mujeres, son ejes de la familia, de la sociedad civil y del Estado. No es que yo sea una feminista. Pero esa es la realidad. Una realidad de una familia generalmente dominada por una cultura patriarcal, las mujeres son las que sacan adelante muchas veces… Bueno, a mí me tocó también, ¿no? Sacar adelante a los hijos de la sociedad civil. Entonces todo esto que está pasando de los informes de comisión de la verdad, que no hay verdad, y que ahora Sendero tiene otra comisión auténtica, y que se han enfrentado, pues la verdad nunca va a aparecer sino se va a lo que pasó realmente. Es cierto, la comisión de la verdad, el informe este sirve al sistema que se estableció con esta violencia. Desde que empezó diciendo esto lo generó sendero luminoso en tal fecha, el conflicto armado. No fue así, el conflicto armado tuvo un inicio, un proceso, desde los años 60, 70, hasta que después de los golpes militares que fracasaron y eran luchas en Perú, que no fue como se hizo aquí en Chile, que los golpes militares implementaron el sistema neoliberal. Allá en Perú, no, no lo hicieron. Fue primero un golpe, se decía, de revolucionarios armados, militares revolucionarios, después otro que quiso controlar eso y que vulneraron todo. Y en medio de eso, había toda una reacción social, todo un movimiento social que quería cambio, porque se entendió ya que estábamos dominados por Estados Unidos. Incluso yo entro a la universidad, estudié ingeniería, participo en la universidad de ingeniería, y lo que encuentro es que ya no había facultades, sino había los estudios generales para atender las necesidades del sistema. Entonces eso no estaba bien, y eso claro, cuesta entenderlo, pero poco a poco se fue entendiendo. Entonces, hubo mucho debate ideológico, mucho movimiento social, luchas obreras, luchas estudiantiles, hasta que, por ejemplo, en la universidad recuperamos la facultad otra vez. Entonces, todo eso generó la necesidad de cambio. Entonces, quizás el Partido Comunista quiso reaccionar, pero también quería poder, no más. Se enfrentó al Estado y los dos poderes siguen luchando hasta ahora. Entonces, si hay comisión de la verdad auténtica y comisión de la verdad oficial, sigue ahí y la verdad nunca va a salir. ¿Y qué vamos a lograr con eso? Informe y recomendaciones de la comisión de la verdad. ¿Para quién sirve? La actual que yo me leí y la conozco porque también ando buscando reparación, viendo si había verdad antes. Yo aquí he trabajado mucho, no es que ande buscando lo mayor que me alivie mis penas, he trabajado como profesional, digo, ¿no? Sirve al sistema, a las élites de poder. ¿Y quiénes son las élites de poder ahora del sistema en el Perú? Así como en Chile, la oligarquía financiera, que es la que controla todo y que usa ahora a este sistema de corrupción fujimorista, que fue el que aplicó toda esta violencia de los años 90. Para eso sirvió todo esto. Lamentablemente, este conflicto armado no reconoció al verdadero Perú y al verdadero pueblo, por el cual, por ejemplo, mi instituto trabajaba para reducir la pobreza energética, la pobreza del mundo aislado de las áreas andinas. No reconoció eso, que había un mundo andino, un pueblo andino. Hubo pueblos indígenas, también amazónicos, pero fundamentalmente andinos. Y se enfrentó contra eso. El conflicto armado no reconoció. Al principio empezó a usar y después también luchaban contra eso. Y la represión que hubo fue muy cruel con este pueblo. Por eso hay necesidad de un cambio en Perú, un cambio plurinacional. Y esa comisión de la verdad no sirve, porque se sigue dominando a ese pueblo del Perú profundo, con miedo e injusticias. Entonces, ¿qué debemos hacer? La mujer tiene que recuperar, pues, otra vez su sentido de valor en este mundo hundido, y lo está haciendo, luchando poco a poco. Pero para eso creo que hay que empezar por liberarnos del sistema. Hay que hacer un feminismo o una lucha anticolonial, antisistémica. Y es la única forma de encontrar la libertad de la mujer, por tanto, el poder de la familia, el poder de la sociedad civil y un nuevo Estado, un cambio de constitución. Bueno, y eso podría resumir de mi poca experiencia.
Isabel Piper: Gracias. Bueno, bueno, muchas gracias. ¿Hay otra pregunta en el chat? Sí. ¿Si existen… de Roberto? Sí.
Roberto:¿En la actualidad existen memorias disidentes de las mujeres de sendero, de mujeres que eventualmente se hayan alejado del partido o de su memoria oficial o hegemónica?
Anouk Guiné: Sí. La pregunta es, ¿hay una memoria hegemónica de sendero? Sí. La memoria, cuando hablamos de la “auténtica” comisión de la verdad, por ejemplo, es la memoria oficial de planteamiento hegemónico dentro del PCP-SL. Entonces sí hay una memoria partidaria, claro, del PCP-SL y si escribí un artículo que puedo compartir sobre, siempre desde las mujeres. Si bien en los años 70 se forma, como dije, el organismo generado, movimiento femenino popular, antes de entrar a luchar con armas en el 80. Lo que inicialmente es el movimiento femenino popular sigue con otro nombre en los años 2000, ya en el 2009 hay una voluntad de entrar en el paisaje político peruano a través de la creación del movimiento Amnistía y Derechos Fundamentales (MOVADEF) donde también se crea un frente de mujeres, esta vez llamado Movimiento Hijas del Pueblo. Vamos a decir que es la continuación de la lucha pero sin armas, hasta hoy hay mujeres que pertenecieron al Movimiento Feminino Popular en los años 70, 80, 90. Bueno, toda mujer que era parte de, era considerada como parte del Movimiento Feminino Popular. Y que a la hora de crear Hijas del Pueblo, movimiento Hijas del Pueblo, en 2009 se separan algunas de esta voz oficial del PCP-SL porque no están de acuerdo con las estrategias para seguir adelante políticamente. Entonces sí hay voces disidentes sobre las cuales publiqué en Francia, en una revista de la Universidad de Rouen, llamada Travaux et documents hispaniques (TDH), en 2019, con el titulo: Del Movimiento Femenino Popular al Movimiento Hijas del Pueblo: otras memorias en torno a la violencia de Estado en el Perú. Ahí, desde el registro de la memoria no oficial del conflicto armado en el Perú y a partir de entrevistas y de documentos originales, enfoco en las mujeres que protagonizaron el período de activismo revolucionario del PCP-SL en los años 1970s, en las que fueron agentes políticas y militares de la “lucha armada” a finales de los años 1980, así como las que hasta hoy siguen militando desde el campo político sin armas. A través de un análisis de la lucha interna entre los dos frentes femeninos relacionados con el PCP-SL del 2000 al 2010, y de la persecución política actual contra las mujeres del movimiento que emana de esta organización, se plantea el continuum de la violencia del Estado peruano contra la disidencia política en tiempos de pre-guerra, guerra y “paz”.
Hombre en el público: Yo milité en el MRTA por mucho tiempo muchos años he tenido en este movimiento, hay todo un manto, un manto de… ocultamiento de lo que han sido los análisis, las propuestas de lo que fue el conflicto interno, tanto así que el hecho de presentar un libro, sea en Perú o fuera de Perú, te puede acarrear inmediatamente una querella por apología al terrorismo que es lo que yo estoy viviendo hoy día por ejemplo, por presentar un libro del compañero Víctor Polay Campos, que se llama La Revolución en los Andes. Acá, en Chile, en Vía Zoom, en época de pandemia. Y en este momento estoy siendo sometido a un proceso judicial contra mi persona sobre la base de la nada misma, digamos, contra la libre expresión que al final de cuentas esto es la persecución eterna, es la censura a todos aquellos que osaron levantarse contra el Estado capitalista peruano y más aún las compañeras, las mujeres. Hemos dicho la triple o cuádruple opresión, ¿no? Sí. Y eso lo vivieron muchas de nuestras compañeras también. Y hay escritos, sobre todo a nivel de poesía, testimonios, hay documentos elaborados. También de la parte del PCP, pues, ellos tienen bastante bibliografía al respecto, pero algo así como un informe estructurado, que yo sepa no existe. Por eso no se conoce tampoco. Y nadie se va a atrever hoy día en las condiciones actuales en Perú, a decir, vamos a presentar acá la opinión de tal organización, es así de complicado. Hay compañeras chilenas que estuvieron largos años presas en el Perú, en Chorrillos, que quizás las conociste cuando fuiste, Marcela González, Concepción Pincheira, cuando visitabas la cárcel de Chorrillos, y bueno pues otra compañera que estuvo muchos años presa, Lucero Cumpa Miranda, nuevamente en el exilio, ahora tiene un nuevo proceso.
Anouk Guiné: Yo entrevisté principalmente a Lucero Cumpa y a Milagros Chávez.
Hombre: Ya pues, felicidades, muchas gracias por tu trabajo.
Anouk: Sí, es una censura oficial o no oficial que nos toca a muchos, a ciertos académicos también que tocan esos temas.
Hombre: O sea, ex prisioneros o ex prisioneras que son profesores, que son doctores, académicos, investigadores… Más expuestas, más expuestas también. No pueden estar allá, simplemente en el aparato del Estado. Y si descubren que han tenido cárcel política, expulsan inmediatamente y hasta son capaces de montar un proceso. Es un macabro, concepto de persecución y venganza eterna, por eso el derecho penal del enemigo como se le llama.
Anouk: Y están abriendo nuevos casos, nuevos casos políticos ahora en Perú, el último ahora de julio, para hechos de los 90, de los 80, hay un perseo ayacuchano también, donde tenemos ex militantes, hoy día, ya casi con 80 años, que están siendo investigadas por hechos de los 80 en Ayacucho.
Mujer en el público: ¿Con eso sigue el conflicto? Sí. ¿Y están realmente destruyendo Perú? Están realmente destruyendo, porque están destruyendo no solamente a la persona que sufrió la violación de derechos humanos, a sus familias, a sus comunidades, a sus pueblos, y por tanto a la sociedad en general. Hay una desagradable situación en Perú y se vive sometido por el miedo y la injusticia por ambos lados. Si te opones también a ese partido que dice que ahora tiene la verdad, o una auténtica verdad, te opones al Estado también. Entonces es difícil sobrevivir a esos tipos de enfrentamientos. Lo digo por experiencia. Yo soy sobreviviente en medio de ambos, en medio de dos dictaduras violentas, Fujimori y Sendero. Entonces, cómo es que en Perú, podríamos decir que esa cárcel que era el encierro, que era la feo de todos los periodos, el encierro total, ahora es como una cárcel nacional, porque nadie puede ver. Estamos así. Entonces, eso es lo que hay que romper. Yo creo que es una lucha ya antisistema, antisistema. Hay que, no sé, pues, buscar la verdad, pero ya contra el sistema que impuso todo este conflicto. Porque si seguimos, ¿quién tiene la culpa? Tú tienes la culpa, tú tienes la culpa, vas a seguir peleando. Y la culpa es del sistema que se impuso. El sistema creó todas estas condiciones para que se enfrentaran estos dos que cometieron errores vulnerando muchos derechos humanos que ahora siguen en base a esa vulneración, siguen dominando en base a la humillación que hicieron. Entonces por eso es que el miedo continúa. Es hora de libertad, verdad, libertad, verdad, justicia, entre los dos. Sobre todo en las mujeres. Porque a las primeras que dominan son las mujeres, utilizando la violencia sexual, por ambos lados.
Isabel Piper: Bueno, muchas gracias, muchas gracias Anouk. Gracias a ustedes, a las personas presentes por estar aquí, por compartirnos. Muchas gracias a las personas conectadas y bueno, esperemos que esta sea la primera de múltiples encuentros.