Compartimos con ustedes esta columna publicada por Roberto Fernández, miembro de nuestro programa, para el periodo digital «La Mirada».
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Mitos y verdades sobre la Primera Línea
Por Roberto Fernández Droguett
Programa Psicología Social de la Memoria, Universidad de Chile.
Grupo de Trabajo CLACSO Memorias Colectivas y Prácticas de Resistencia
En el marco de la revuelta social comenzada el 18 de octubre del 2019, se ha ido configurando un espacio conocido como la Primera Línea, en el cual personas encapuchadas, mayormente jóvenes, se enfrentan a carabineros durante las manifestaciones que se realizan en el entorno de la rebautizada Plaza de la Dignidad (ex Plaza Baquedano). La Primera Línea tiene aspectos que la constituyen en un fenómeno diferente y complejo que amerita ser abordado más allá de lecturas simplistas. Se ha dicho que los encapuchados son vándalos y delincuentes que solamente buscan destruir todo a su paso, caricaturizando y simplificando muchas veces desde el desconocimiento y el prejuicio las características de este espacio.
No cabe duda. Primera Línea es un espacio que se constituye para el ejercicio de la violencia política, en este caso de carácter resistente a la policial. Pero se ha tendido a confundir esta forma de violencia con otras que se han dado durante esta revuelta social, como los saqueos y destrucción de locales comerciales, expresiones que, si bien pueden tener algunas semejanzas, responden a otras lógicas y prácticas, por lo cual resulta importante establecer algunas distinciones.
Un primer elemento a considerar es que este espacio ha convocado a una serie de personas bastante diferentes, algunas de las cuales han tenido algún tipo de militancia o activismo, y otras muchas de las cuales probablemente jamás han participado antes de alguna actividad política ni menos del ejercicio de la violencia contra carabineros. De este modo, en la Primera Línea hay jóvenes estudiantes movilizados, feministas, ecologistas e incluso militantes por los derechos animales, pero también trabajadores y desempleados, personas pertenecientes a la disidencia sexual, dueñas de casa, etc. En su mayor parte no están adscritas a alguna organización política, sino que participan en instancias sociales como barras de futbol, organizaciones barriales, culturas urbanas como skaters, ciclistas y otras, o simplemente se suman desde su propia individualidad, todo lo cual no implica que este espacio sea apolítico, sino que más bien expresa otras formas de politización.
Otro elemento relevante del fenómeno de la Primera Línea es que se ha constituido en una forma de ocupación del espacio público que, si bien tiene objetivo principal el enfrentamiento con carabineros, este objetivo dice relación con preservar el entorno de la Plaza de la Dignidad libre de la represión para que la ciudadanía pueda ejercer su derecho a la manifestación sin ser agredida por carabineros. Lamentablemente, la represión no solamente se ha mantenido sino que ha aumentado en función de la estrategia del Intendente de Santiago, consistente en el “copamiento” policial del sector de modo de impedir que los manifestantes se congreguen, lo cual ha redundado en mayor violencia y destrucción, generando el viernes 27 de diciembre casi un centenar de heridos, el Cine Arte Alameda totalmente incendiado por efectos de bombas lacrimógenas lanzadas sobre su estructura, y el fallecimiento de un manifestante que huía de la represión policial.
Finalmente, y quizás lo más importante de este fenómeno, es la legitimación social que ha recibido la Primera Línea y sus participantes. En relativamente poco tiempo, la ciudadanía movilizada los ha reconocido como personas valientes y comprometidas que gracias a sus acciones contra carabineros permiten que el resto de las personas puedan manifestarse sin ser reprimidas. Este reconocimiento ha conllevado muestras de apoyo que van desde la atención de los voluntarios de la salud que atienden sus heridas resultantes de los enfrentamientos, hasta la entrega de alimentos y bebidas, así como agradecimientos y homenajes, tanto en el lugar de los hechos como en redes sociales.
En función de lo anteriormente señalado, no busco hacer una apología irreflexiva de la Primera Línea sino contribuir al análisis y comprensión de esta forma de violencia política, distinguiéndola de otras formas de violencia que han sido encasilladas dentro de la misma categoría de vandalismo/delincuencia. Considero que la Primera Línea es una expresión de confrontación frente a la violencia y los abusos policiales, en un contexto donde los informes de violaciones a los derechos humanos han denunciado que estas han sido brutales y masivas, sin que estos hayan obligado al gobierno a dar pasos significativos hacia la verdad y la justicia ante los procedimientos policiales. Aún siendo una expresión disruptiva y problemática en varios aspectos, ha sido percibida por un sector no menor de la ciudadanía como una forma legitima de defensa frente a la violencia policial y su impunidad, y por lo tanto se inscribe dentro del espíritu más general de esta revuelta ciudadana, donde la lucha por la dignidad y contra las injusticias y los abusos aborda todas las dimensiones de la vida colectiva, incluyendo la defensa, incluso con violencia cuando es necesario, del derecho a manifestarse, derecho que se ha visto transgredido por el impedimento de la Intendencia a reunirse y expresarse en el espacio público.