Magíster en Psicología Social, doctor en Arquitectura y Urbanismo e investigador del Programa de Psicología Social de la Memoria de la Universidad de Chile, Roberto Fernández está a cargo del estudio «Memorias políticas que activistas de diferentes generaciones construyen sobre la politización de la sociedad chilena en el pasado reciente» (2018-2021). Aquí responde en qué consiste su último trabajo sobre las memorias del levantamiento social iniciado el 18 de octubre del 2019, en que busca desmenuzar cómo se imbrican íconos políticos y culturales de la UP, la dictadura, la transición y la cultura pop en la protesta.

– ¿En qué consiste su investigación sobre memoria y activismos pasados y presentes?
-En nuestro Fondecyt «Memorias políticas que activistas de diferentes generaciones construyen sobre la politización de la sociedad chilena en el pasado reciente» (2018-2021) buscamos innovar en el campo de estudio de las memorias colectivas del pasado reciente en Chile, por cuanto se considera una apertura temporal que rompe los límites de las memorias hegemónicas coincidentes con la temporalidad de la dictadura, al incorporar el recuerdo de otros períodos y a quienes participan actualmente en actividades políticas desde distintas posiciones generacionales. Indaga, además, en la relación entre memoria y política a través de los usos políticos de la memoria y por lo tanto en la construcción de las memorias políticas. Actualmente estamos haciendo grupos de discusión entre activistas de distintas generaciones, además de elaborar los conceptos de politización en el contexto del neoliberalismo y de memoria política. Nuestros resultados son aún preliminares, pese a lo cual acabamos de escribir un artículo, con Simón Ramirez (sociológo y co-investigador del proyecto) donde mostramos cómo el neoliberalismo produce o tiene dentro de su lógica la despolitización de la sociedad y cómo a partir del 2011, se desarrolla un proceso de repolitización en Chile. Mientras que con Loreto López (doctora en Ciencias Sociales), hemos avanzado en la elaboración del concepto de memoria política. Donde sí ya tenemos resultados más concluyentes es en otra arista de este trabajo y que tiene que ver con las memorias políticas durante el levantamiento social.
– ¿Cómo se estudia la memoria de un proceso tan reciente?
-Las memorias políticas durante la revuelta aparecen como prácticas diversas que, por un lado, miran hacia el pasado y por otro, surgen de las violaciones a los derechos humanos. Y hemos visto que hay memorias políticas en el levantamiento social y memorias políticas del levantamiento. Las primeras hacen referencia a momentos del pasado a través de figuras y canciones icónicas. Estas referencias del pasado no son solamente políticas, sino que también culturales y van nutriendo y dándole un sentido histórico a la práctica de la protesta.
Por otro lado, están las memorias de la revuelta, que hace referencia a los mismos hechos ocurridos en ella, como las violaciones a los derechos humanos En este tipo de memorias se mezclan prácticas pasadas y presentes, ya que se recurre al repertorio tradicional como velatones, y actos de homenajes a las víctimas, pero también se crean nuevos repertorios como performances e intervenciones culturales de todo tipo, que no sólo actúan en función de recordatorio u homenaje a las víctimas, sino también como denuncia.
– ¿Cuáles son esos íconos del pasado a los que se acude en el levantamiento social y cómo se enlazan con los símbolos actuales?
-Hay un repertorio disponible que tiene un componente visual, sonoro y práctico. En lo sonoro reaparecen canciones vinculadas a la lucha contra la dictadura y la Unidad Popular como “El Derechos de Vivir en Paz” o “El Pueblo Unido”; otras más cercanas a la transición y la democracia como “La Voz de los que Sobran”, de Los Prisioneros, y algunas más recientes, como “Las balas se van a devolver”. Lo mismo ocurre con la memoria visual a través de afiches y rayados de Salvador Allende, Víctor Jara, Gladys Marín, los comuneros mapuches asesinados en democracia, Pedro Lemebel, etc. Los que se unen a íconos nuevos como el perro matapacos o a temáticas vigentes como los femicidios.
Podría decirte que, en términos de prácticas de memoria, algunas más tradicionales o del pasado están lideradas por personas de mayor edad, que las traen de vuelta, como las velatones. Pero eso se va mezclando con nuevas referencias, muchas de las cuales vienen incluso de la cultura pop, como la referencia a los superhéroes, la tía Pikachu, disfrazarse para ir a protestar, etc. Es una memoria pop que se cruza con una memoria política.
– ¿Cómo y por qué algunas prácticas de memoria que han aparecido en el levantamiento social se enlazan con las memorias de la dictadura?
-Recuerdo una velatón realizada el 27 de octubre fuera del Estadio Nacional para reivindicar a las víctimas que había hasta ese momento -una semana después del estallido- y tenías tanto en el lugar, como en los discursos, carteles y rayados un cruce entre las violaciones a los derechos humanos de la revuelta con los de la dictadura (el Estadio Nacional fue centro de detención y tortura). Entonces tienes estas memorias políticas de la revuelta donde se da esa mezcla y ves como a los pocos días del estallido comienzan a aparecer lugares de memoria que se arman en torno al lugar donde murió una persona, como Mauricio Fredes (cayó a un foso en Alameda tras ser perseguido por Carabineros). Esa misma noche de su muerte, el lugar donde cayó se transforma en un lugar donde la gente comienza a poner velas, hacer murales, grafitis, rayados, poner flores, etc. Todo lo que conocemos de un repertorio del pasado (lugares de memoria de la dictadura). Pero también aparecen objetos y prácticas nuevas como que al lado de las flores se dejan también objetos propios de la protesta como una forma de reivindicar la lucha y la forma en que esa persona murió. Entonces aparecen cascos, antiparras, casquillos de lacrimógenas, pañuelos, etc. Ahí también hay un cruce en términos de la estética de la memoria entre repertorios más tradicionales y del pasado con estéticas propias de la revuelta y presentes. No por nada ese lugar de memoria la policía lo destruyó decenas de veces y la gente lo volvió a armar muchas veces más.
-Las mutilaciones oculares han sido la violación a los DD.HH. que -tristemente- ha caracterizado más este levantamiento social. Ud. ha participado e investigado actos de visibilización de este atropello del Estado. ¿Cómo se enlaza la memoria histórica con este hecho?
– Yo trabajé en tres actos de visibilización sobre mutilaciones oculares que se desarrollaron en el centro de Santiago, incluyendo la que hicimos nosotros a través de performances en el espacio público. Hay dos actos que son generales sobre el tema y también está el registro de la marcha y acto que se hizo a los pocos días que le dispararon a Gustavo Gatica.
Tal como uno podría pensar que la figura del Detenido Desaparecido fue una de las violacióones emblemática de los derechos humanos durante la dictadura; las mutilaciones oculares son la más emblemáticas de esta revuelta. No es que sea más dramática que otras, pero por la masividad y visibilidad que tuvo fue muy importante. La figura del ojo ensangrentado constituye una memoria emblemática de la revuelta. Hubo muchos rayados, murales, afiches y performance que se hicieron sobre este tema y no me cabe duda, que va a ser uno de los íconos de la memoria de la revuelta.
-Por último, ¿Cómo las violaciones a los derechos humanos en el levantamiento y la posterior acción y reacción política-policial de negación de estos hechos, generó un lazo con el pueblo mapuche? ¿Qué memorias colectivas se articularon ahí?
-La memoria de los comuneros/as mapuche asesinados/as en democracia aparecen en el levantamiento y de manera importante. Aparecen como íconos en rayados, grafitis, carteles. Esto se enlaza con el aniversario del primer año del asesinato de Camilo Catrillanca cuando la revuelta social llevaba algunas semanas, lo que le da una connotación especial a las protestas de ese día y lo convierte en símbolo permanente. En el levantamiento, efectivamente, se da una identificación con las luchas del pueblo mapuche, lo que se ve claramente en el masivo uso de banderas mapuche y de otros simbolismos de este pueblo que aparecen en las protestas. Yo te diría que las referencias a las violaciones a los derechos humanos en la dictadura son menores que las apariciones a las violaciones a los derechos humanos de los mapuche durante la revuelta. También están mucho más presentes las violaciones a los derechos humanos de las mujeres y los femicidios, por lo que las memorias políticas del levantamientos social van articulando distintas luchas, como las mapuche y feministas entre otras, que le dan sentido histórico y horizontes políticos de transformación social”, los que de hecho van configurando de manera significativa espacios como la Convención Constitucional.